Hola!
Quería hablarles de este problema tán común entre nosotras.
¿Qué son las várices?
Las várices son una
enfermedad de las venas.
Esos conductos por donde circula la sangre que regresa al corazón desde los órganos y distintas partes del cuerpo, para que el corazón la envíe a los pulmones y allí se oxigene en contacto con el oxigeno inspirado y vuelva a convertirse en sangre útil para nosotros.
Las venas, para lograr su proposito de retornar la sangre al corazón, deben luchar contra la fuerza de la gravedad, principalmente cuando el cuerpo se encuentra de pie.
Para ello están dotadas de múltiples y sofisticados mecanismos de compensación que las transforma en verdaderos “pequeños corazones periféricos”. Cuando estos mecanismos fallan se genera la insuficiencia venosa.
Esta afección tiene distintos nombres según el órgano o región enferma. Por ejemplo, la dilatación de las venas del ano se las denomina “hemorroides”, a las del cordón inguinal “varicocele”, etc.
Cuando se habla de várices se hace referencia, generalmente, a las de las piernas.
¿Por qué se producen?
Las várices, como muchas otras enfermedades, no están ligadas a la mala suerte o a la casualidad. Todo lo contrario, su aparición es el resultado de una serie de factores, algunos controlables, como la obesidad y otros no tanto, como la herencia .
Podemos explicar los factores que desencadenan la enfermedad varicosa:
Bipedestación.
Según la teoría de la evolución de las especies, el hombre, primitivamente animal cuadrúpedo en el curso de la evolución antropológica, fue tomando la posición de pie. Por este motivo aumentó notablemente la presión hidrostática contra la que tiene que luchar el sistema venoso para cumplir su función de retornar la sangre al corazón.
Herencia.
El hombre, como cualquier ser vivo, se reproduce según un esquema genético preexistente.
Es, pues, la herencia el segundo escalon predisponente que encontramos.
Se transmiten tanto las características morfológicas de las várices como su ubicación, repitiéndose en generaciones sucesivas.
Sexo.
Una vez determinado el sexo del nuevo ser y, con él, el tercer factor predisponente si es mujer. En este caso la posibilidad de enfermedades venosas respecto al hombre es de 5 a 1.
Ciclos menstruales.
La menarca, que es el primer período menstrual de la mujer, desencadena las primeras manifestaciones patológicas consistentes en la aparición de pequeñas varicosidades y derrames, generalmente en las jovencitas que tienen predisposición genética.
Los ciclos menstruales actúan directamente sobre las venas mediante las hormonas.
Embarazo.
Marca un momento fundamental en el desarrollo de las várices. Estando embarazadas, las venas padecen la influencia de tres factores que actúan negativamente sobre su integridad: el gran aumento hormonal que acompaña a la gestación, la compresión del útero grávido sobre las grandes venas y la tendencia al excesivo aumento de peso.
Obesidad.
En las mujeres, la grasa se acumula sobre todo en los miembros inferiores asociada a celulitis, la musculatura poco desarrollada, el caracter sedentario y las articulaciones en algunos casos alteradas por lesiones artrósicas, hacen que el padecimiento varicoso sea más importante.
Menopausia.
El desequilibrio hormonal, común en esta época, es la causa de las alteraciones venosas.
Vejez.
Se caracteriza por una atrofia generalizada de todos los tejidos, incluyendo las venas.
¿Cómo se forman las várices?
Uno de los trabajos más importante pero más ingrato es efectuado por las venas de los miembros inferiores, que han de soportar todo el peso de la columna sanguínea.
Si por alguna razón las venas pierden tonicidad que es indispensable y sus tejidos se relajan y estiran, aumenta su capacidad y, lo que es más grave, las válvulas que tienen las venas en su interior para fragmentar la columna de sangre a fin de facilitar el retorno sanguíneo al corazón, no pueden seguir ese estiramiento y no cierran el paso de sangre como antes. Entonces la sangre refluye hacia abajo, y da paso a un estancamiento para la nutrición de los tejidos.
Por este motivo, millones de seres humanos sufren de mala circulación en los miembros inferiores, ya sea por las várices o por secuelas de antiguas
flebitis (que es una inflamación de las venas), que si no es correctamente tratada, va intensificándose progresivamente. Entonces el paciente padece la penosa y característica pesadez de las piernas al poco rato de estar de pie. Sólo el andar no muy deprisa y la posición acostada lo alivian.
Si las várices no son corregidas a tiempo, a medida que pasa el tiempo, las piernas se vuelven tumefactas, se hinchan, se deforman. Aparecen manchas sombreadas al principio violáceas, luego amarronadas.
¿Qué molestias ocasionan?
Muchas personas creen que el único problema de las várices es su fealdad.
Incluso, pacientes portadores de várices no han notado nunca molestia alguna. Sin embargo, son varios los síntomas que deben soportar:

La pesadez de piernas es habitual, parecen pesar toneladas después de un día de trabajo.

Hormigueos, principalmente en los extremos de las piernas, cuando se ha estado demasiado tiempo en la misma postura, por ejemplo en la butaca de un cine, tren, avión, etc.

Sensación de calor, quemazón, escozor, picazón, que puede combinarse e imposibilitar en ocasiones calzarse zapatos muy cerrados, como botas por ejemplo.

La hinchazón o edema de piernas es uno de los síntomas de la insuficiencia venosa y va acompañada siempre de algunos de los ya citados (o de todos ellos).
Todos estos indicios deben alertarnos, sobre todo si aparecen después de un día de trabajo, de estar mucho tiempo sentado o de pie, al final de un largo viaje o antes del período menstrual.
Es posible comprobar que reposar acostado, con las piernas elevadas, hace desaparecer estos síntomas y que las piernas están menos hinchadas por la mañana, al despertar, que al final del día.
También es fácil detectar que caminar, activando la circulación, atenúa todos los trastornos, igual que lo hace el frío, mientras que el calor los aumenta.
Algún tiempo después de que aparezcan estos síntomas, las piernas adquieren en algunos sitios una coloración violácea y se cubren de varicosidades.
En un estado ulterior la insuficiencia se volverá evidente, y estas venas dilatadas, serpenteando a lo largo de las piernas, serán verdaderas várices.
¿Cómo se tratan las várices?
Muchos son los tratamientos con que contamos hoy en día para el tratamiento de tan molesta y antiestética afección.
Actualmente, la consigna de los flebólogos es realizar tratamientos conservadores actuando únicamente sobre los trayectos varicosos, respetando las venas safenas a fin de preservarlas para un futuro posible bypass, y sin perder de vista ni un instante la estética de las piernas.
Para simplificar diremos que las várices tienen un tratamiento médico – que consiste en medicamentos aplicados por distintas vías - , tratamiento quirúrgico y apoyo fisiátrico.